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Hay dos tipos de bebidas energéticas. Uno se vende en envases de tamaño similar al de los refrescos normales, como una botella de 16 onzas. El otro tipo, denominado “chupitos energéticos”, se vende en pequeños envases de entre 2 y 2½ onzas de líquido concentrado. La cafeína es un ingrediente principal en ambos tipos de bebidas energéticas, con niveles de 70 a 240 mg en una bebida de 16 onzas y de 113 a 200 mg en un chupito energético. (A modo de comparación, una lata de refresco de cola de 12 onzas contiene unos 35 mg de cafeína, y una taza de café de 8 onzas contiene unos 100 mg.) Las bebidas energéticas también pueden contener otros ingredientes como guaraná (otra fuente de cafeína a veces llamada cacao brasileño), azúcares, taurina, ginseng, vitaminas del grupo B, glucuronolactona, yohimbe, carnitina y naranja amarga.
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Aunque a veces se confunden con las bebidas deportivas, las bebidas energéticas son un producto totalmente diferente. Se comercializan para aumentar el estado de alerta y los niveles de energía, y contienen cantidades significativas de cafeína y tanto o más azúcar que los refrescos. Muchas bebidas energéticas contienen unos 200 mg de cafeína, la cantidad que contienen dos tazas de café. Pueden añadirse otras sustancias que supuestamente aumentan la energía, como vitaminas del grupo B y hierbas como el ginseng y el guaraná. Lo más preocupante es la falta de regulación sobre la seguridad de estas bebidas, así como la agresiva
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La barrera hematoencefálica (BBB) describe la estructura anatómica que rodea las células endoteliales de los capilares cerebrales (1). Su función es servir de barrera selectivamente permeable para el parénquima cerebral (2) y esto se consigue normalmente mediante la expresión altamente regulada de las uniones estrechas endoteliales dentro de los espacios paracelulares. Una alteración de la integridad de la BBB permite la extravasación cerebral de moléculas transportadas por el plasma, que pueden activar los astrocitos y la microglía y promover la neuroinflamación (3). La astrocitosis y la microgliosis crónicamente exageradas conducen a un mayor estrés oxidativo, que en consecuencia promueve la degeneración de las neuronas (4). De hecho, la disfunción de la BBB se observa comúnmente en varios trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer y la esclerosis múltiple, lo que sugiere una asociación causal (5-8).
Para conocer mejor los posibles efectos de las bebidas energéticas en la integridad de la BBB, en este estudio piloto se suministró a ratones de tipo salvaje no manipulados genéticamente bebidas energéticas diluidas como única solución para beber. Se estudiaron los efectos putativos de MotherTM, MotherTM sin azúcar y Coca-ColaTM (que carece de taurina y vitaminas del grupo B y tiene bastante menos cafeína) en el contexto de la integridad neurovascular y la neuroinflamación.
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Los anuncios de las bebidas energéticas están pegados en las paredes de los eventos deportivos y en las camisetas de los principales atletas. Los fabricantes de bebidas patrocinan modelos, eventos musicales y videojuegos. Red Bull, la bebida líder del mercado, tiene incluso su propia serie de televisión y revista impresa. Los fabricantes de estas bebidas afirman que sus elixires refuerzan el sistema inmunitario, mejoran el rendimiento y ayudan a sentirse con energía.
No es de extrañar que entre el 30% y el 50% de los adolescentes y adultos jóvenes afirmen que compran bebidas energéticas. Según un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., el 8 por ciento de los jóvenes bebe bebidas energéticas semanalmente, el 20 por ciento cree que las bebidas energéticas son bebidas seguras para los adolescentes y el 13 por ciento piensa que las bebidas energéticas son un tipo de bebida deportiva. Según un informe de la empresa de estudios de mercado Packaged Facts, se espera que las ventas de bebidas energéticas y chupitos en Estados Unidos aumenten hasta los 21.000 millones de dólares en 2017, frente a los 12.500 millones de 2012.
La doctora Stephanie Nguyen Lai, pediatra de la Fundación Médica de Palo Alto, dice que la respuesta es “no”. Dice que las bebidas energéticas están llenas de azúcar, sodio y cargadas de cafeína, a menudo el doble que el café y ocho veces más que un refresco. Son una bebida poco saludable para cualquiera, especialmente para el cuerpo de un joven en crecimiento.
